Es tiempo de fallas en Valencia. Y mientras los petardos explotan a mi alrededor, llamamos al timbre de un edificio del centro de la capital valenciana en el que viven los arquitectos Eduardo Mora Ruiz de Alda y José Benlliure. Un edificio muy particular, porque es obra del constructor Facundo Martínez.
Antes de entrar, se nota que ese edificio es especial gracias a la fachada, a la geometría de sus elementos decorativos, o a las letras de forja con las que este constructor se atrevió a romper con la uniformidad del desarrollismo, creando construcciones con personalidad al traer a España el diseño que se veía en el resto de Europa.
Construcciones que hoy, más de medio siglo después, siguen siendo brillantes gracias a su visión del diseño y de cómo debían ser viviendas y edificios, en un claro oasis frente al desarrollismo de la época, al proporcionarles un valor añadido tanto en la calidad de los materiales como a nivel decorativo, algo poco frecuente en esos momentos de nuestra historia.
Nuestra selección de productos para Eduardo y José
Una casa que es una joya y que denota el gusto por el detalle
Eduardo y José nos reciben en su salón. Un salón con mucha personalidad (como el resto de la casa), marcado por una fantástica chimenea, y por detalles que irán surgiendo durante la visita. La conversación comienza, como no podía ser de otra manera, hablando de Facundo Martínez. Se nota que son arquitectos, y que tienen pasión por su trabajo y por esta casa que han convertido en su hogar.
“Facundo Martínez fue un constructor de los años 50,60 y 70, que hizo mucha promoción de vivienda nueva. Estaba muy interesado en la decoración, en la artesanía… y en sus edificios colaboraba con artistas, diseñadores y artesanos. Y por eso su obra es tan particular”, explica José mientras estamos sentados en el salón frente a la chimenea.
Continuando con la conversación, Eduardo añade “Él se metía mucho en el diseño de las viviendas, ya que muchas casas las diseñaba mano a mano con los clientes para hacerlas a su medida. En el diseño, no dejaba nada a la improvisación, desde las luminarias, a los tiradores geométricos de los armarios. Todo estaba muy medido, y de ahí la importancia que tiene su obra”.
Precisamente, frente al desarrollismo y a la obra de mala calidad para acoger a las miles de personas que llegaban desde el campo a las ciudades, Facundo Martínez apostaba por el diseño. En este sentido, José explica que Martínez “Cuidaba el detalle de cada elemento. Ahora, quizás estamos muy acostumbrados a que todo esté super industrializado, a que todas las puertas de los pisos sean iguales, con cristal en cocinas y salón, todo como muy estandarizado… y cuando entras en pisos de este constructor, te das cuenta del detalle que tienen cada uno de los elementos de la casa, descubres que la puerta del baño puede tener vidrio, que una pared no tiene que llegar hasta el techo. De hecho, en esta casa los tabiques no llegan hasta el techo, la zona de conexión entre el tabique y el techo es un ventanal corrido en todas las paredes de la casa, lo que te permite tener más conexión y más iluminación natural”.
Amor a primera vista
Eduardo y José llevan viviendo en esta casa desde enero de 2020. Y fue un flechazo en toda regla. Hasta entonces, vivían en la Seu, en el casco antiguo de Valencia. Vieron el anuncio de la casa en un conocido portal inmobiliario, y al leer que la vivienda estaba situada en un edificio de Facundo Martínez, decidieron ir a verla: “Cuando fuimos a verla, nos encantó. Enseguida reconocimos que la casa era suyo, y decidimos quedarnos con ella. Y desde que entramos a vivir, hemos intentando mantener el espíritu del constructor. En Valencia hay muchos edificios y muchas casas de Facundo que han sido destrozadas. Son edificios muy particulares, y hay que saber dónde vas a vivir. Si vas a venir aquí para destrozar la casa y reformarla de nuevo, no merece la pena. Si decides vivir en un sitio así, es para proteger su patrimonio y poner en valor su obra”, explica José.
El salón, el centro de la casa
El centro de la casa de José y Eduardo es sin duda el salón. Un salón que se abre a la calle mediante una luminosa terraza que se proyecta a la plaza. “El piso lo hemos resuelto creando una zona de día, compuesta por el salón, y la zona de comedor y de trabajo. La zona de comedor era un antiguo dormitorio que se abría al salón, y es la única transformación que hemos realizado, al eliminar la puerta y abrir este espacio para comunicar visualmente el salón y esa estancia, y permitir que entre la luz”.
En el salón, destacan las formas caprichosas de la chimenea. Una chimenea que se convierte en el elemento principal de este espacio, y que permite no añadir demasiado mobiliario, más allá del sofá, y de pequeños muebles auxiliares para completar la estancia. Entre estos muebles, destaca la mesa de centro, una mesa de reciclaje hecha por ellos mismos utilizando una encimera de la familia que recuperaron.
“Como ves, no tenemos un estilo decorativo definido, somos bastante eclécticos. Hay piezas de muchas épocas, que es con lo que nosotros nos sentimos más cómodos. Y además, creo que esa mezcla es lo que mejor funciona en este espacio”, señala José. Abundando en esa idea, Eduardo añade que les gustan las piezas originales. Las compramos en anticuarios, rastros, en app’s de compras de segunda mano…”.
En el salón, podemos ver piezas como una preciosa maceta de fibra de vidrio que es una joya de los 70 y que está situada junto a la chimenea, una mesita de estilo Mid Century, una colorida lámpara de cerámica que es herencia familiar, una luminaria estilo años 70 adquirida en un anticuario, además de un par de botijos que muestran la pasión de esta pareja de arquitectos por la cerámica. En el salón llama la atención una pareja de sillas Cesca situadas junto a la terraza, o un juego de mechero y pitillera de aires retros que son una auténtica maravilla.
En el antiguo dormitorio, hoy reconvertido en zona de trabajo y de comedor, llama la atención una espectacular mesa de comedor comprada a una pareja de Barcelona que vivían en Madrid y que se deshacía de ella porque no les cabía en su nuevo hogar. De la mesa, no saben mucho, más allá de que fue creada en Barcelona por un arquitecto catalán hace varias décadas. La mesa es una joya por el diseño, por sus patas con cromado, y porque aunque es ampliable, no tiene el típico corte para abrirla que se suele situar en su parte central. La zona de comedor se completa con un par de sillas Cesca, un cuadro pintado por Eduardo y José durante el confinamiento, y por cerámica. “Somos muy fans de la cerámica, aquí puedes ver dos piezas que trajimos de un mercadillo de Lisboa, y que las utilizamos para colocar los candelabros, o esta otra que utilizamos como centro de mesa y que compramos en la Costa Brava”, explica José.
La estancia también está marcada por la presencia de un armario empotrado con un diseño del propio Facundo Martínez, con unos tiradores geométricos de madera preciosos para abrir las puertas, y que cuentan con una estética increíble que nos retrotrae varias décadas atrás. En la misma estancia, en la zona de trabajo, hay una mesa de escritorio muy funcional diseñada por ellos mismos, y que viene de su antigua casa de la Seu, acompañada de una silla thonet.
El resto de la casa: de la cocina, a una puerta que separa el recibidor de la zona de día
La zona de día está separada del resto de la casa y de la propia entrada a la vivienda por una puerta oscilante con diseños geométricos, que permite independizar el recibidor pero sin cerrarlo del todo, ganando así en intimidad: “aunque abramos la puerta de entrada, esta otra puerta a media altura permite que no se vea el salón”.
Desde el recibidor, tenemos un pasillo más amplio de la habitual, en el que destacan los ventanales corridos de vidrio que rematan los tabiques. Desde esta zona accedemos al dormitorio principal. Una estancia sencilla y funcional en la que destacan los armarios con el mismo diseño que hemos podido ver en la zona de comedor, y la cama, con un armario que hace las veces de cabecero y que fue diseñado por Eduardo y José.
La cocina es otra de las joyas de la casa, ya que mantiene el mobiliario instalado por Facundo Martínez. Estos muebles estilo años 60/70 no tienen tiradores, una tendencia que podemos ver en las cocinas más actuales. El diseño, con los armarios de arriba en madera, y los de abajo en blanco, también nos recuerda a las cocinas que están de moda en este momento. Sobre la encimera, destacan piezas como un frutero de cerámica, una lámpara estilo Banker, o una pieza de Sargadelos.
“La cocina aún está pendiente de darle una vuelta para crear una zona de comedor, porque la cocina está lejos de la zona de salón”, explica Eduardo, mientras mira pensativo el rincón en el que irá la mesa para desayunar o comer. Al fondo de la cocina, está el acceso a la galería interior, en la que además de la lavadora, hay un antiguo aseo. “Hemos intentado recuperar el espíritu del piso, recuperar al máximo como era cuando se construyó. Por eso, en lugar del blanco con el que habían pintado las ventanas, hemos recuperado el negro original, además de abrir de nuevo la galería de la cocina, eliminando el cerramiento posterior”, señala José.
De vuelta al salón tras visitar la casa, salimos a la terraza que se proyecta sobre la plaza para ver las barandillas originales y el llamativo suelo verde mientras se escucha a lo lejos la mascletá de la plaza del Ayuntamiento. Allí, en la terraza, Eduardo nos cuenta que cada uno trabaja en una constructora diferente, y que además, tienen un estudio de arquitectura y diseño de interiores como proyecto común de ambos: Metopa Estudio. Una firma con la que pretenden mostrar cómo entienden la arquitectura, tanto en intervenciones muy pequeñas, como una redecoración/redistribución, hasta obras más grandes y complejas. Pero todo desde un punto de vista muy sincero a la hora de entender la arquitectura, explica José”.
Entre los proyectos que tienen en marcha en este momento, destacan un proyecto integral en Yepes, un pueblo de Toledo: “Una casa con patio que incluye un local comercial de la misma familia, que es una floristería. Conviviendo con construcciones tradicionales de mucho interés, tenemos que mostrar una lectura contemporánea de los espacios, pero sin abandonar la parte histórica. Queremos que esta casa sea un poco el buque insignia de nuestra firma, que nos ayude a trasladar como entendemos la arquitectura los dos”.
El rincón y las piezas favoritas
Ante nuestra habitual pregunta sobre los rincones favoritos de la casa, José responde que depende del momento del día, “pero me encanta sentarme en estas sillas Cesca, con la terraza abierta”. Eduardo confirma estas palabras: “El salón en nuestro rincón, porque desarrollamos nuestra vida aquí, cuando estamos solos, o cuando viene gente, disfrutamos aquí…. Es el sitio que se transforma siempre para adaptarse a nuestras necesidades”.
En lo que respecta a las piezas deco favoritas, José señala a las sillas Cesca. “Estas sillas, y la mesa de comedor, van a ir a todas las casas a las que vayamos, aunque realmente, todos los muebles de la casa son muy especiales, y creo que nos acompañarán siempre”.
Eduardo, José, muchas gracias por recibirnos en vuestra casa! Ha sido un placer conocer vuestro hogar.