Yolanda Gil es una de esas mujeres valientes a la que no se le pone nada por delante. Probablemente, muchos la conoceréis porque está vinculada al mundo de la comunicación (especialmente, la gastronómica, aunque ha tocado muchos sectores), las relaciones públicas y los eventos desde hace más de 20 años. Iniciativas que ponen en valor a la ciudad, con proyectos como la Zaragoza Food Fest junto a Balboa Media, o el Entrecopas junto a Nacho Navarro Gil, son obra suya.
Muchas de esas iniciativas se han plasmado en su casa. Porque Yolanda ya trabajaba en casa antes de que el teletrabajo se volviera parte del día a día de miles de personas a raíz de la pandemia. Y sinceramente, no nos extraña nada que esas ideas se hayan gestado allí, porque la casa de Yolanda Gil es un auténtico foco de inspiración.
UNA CASA CON MOLDURAS Y TECHOS ALTOS
Durante casi toda su vida, Yolanda ha vivido en un ático en la calle San Miguel. Pero ante la imposibilidad de comprarlo, le surgió la oportunidad de comprar esta casa en la Magdalena. Un barrio al que Yolanda define como “la Malasaña de Zaragoza por sus gentes. Hay gente que vive aquí de toda la vida, señoras que salen con bata y zapatillas, que se mezclan con gente que tiene antigüedades, con diseñadores, artistas, con travestis…”. Entre sus vecinos, destaca a Patri, de Proko Complementos. Blanca Resano, que es directora teatral, o Jano, de Producciones Kinser.
Al margen del barrio, cuando Yolanda vio la casa, se enamoró por completo de ella. Esto es algo que los propietarios que nos han abierto las puertas de sus casas estos días coinciden: la casa les elige a ellos. En el caso de Yolanda, la casa tiene unos 110 metros cuadrados, techos altísimos y unas molduras más que impresionantes. Y cuando Yolanda entró a esa casa por primera vez, lo tuvo claro: ‘esta es mi casa’
UNA CASA PARA SER VIVIDA
“Yo siempre he tenido muy claro el concepto de hogar, tenía que tener una sensación de que no quería una casa para visitar, quería una casa para vivir. Nosotros venimos de una generación en la que nuestros padres tenían un salón para enseñar, y luego hacían vida en la cocina o en el comedor. Yo quería justo lo contrario, quería una casa para vivirla intensamente. Tan intensamente que tengo una obsesión con los rincones. En casa debe haber tantos rincones como vivencias puedas tener en un día: que puedas elegir un rincón para pensar, un rincón para leer la prensa por las mañanas, un lugar para trabajar por las tardes, para descansar… mi cuarto lo utilizo para desaparecer cuando en el salón hay mucha gente…”.
La casa de Yolanda está llena de recuerdos. Recuerdos y objetos que viajaron desde el ático de San Miguel a su casa de la Magdalena. Entre ellos, destacan los libros, una constante presente en toda la casa. “Ojala tuviera una habitación solo para los libros. Si te has fijado, hay una banqueta al pie de la librería del salón para ojear los libros”. Hay libros en el dormitorio, en el baño (Yolanda nos explica que hay que poner en valor el momento baño), y también en el recibidor. Precisamente allí, destacan los diccionarios de español, inglés y francés.
Como podréis ver, la casa está llena de detalles y objetos. O de cosas, como les llama Yolanda. De hecho, se define como ‘cosista’. Va recopilando objetos y muebles, y muchos de ellos regalados por sus numerosos amigos. Por ejemplo, en una de las paredes cuelga una obra que le regaló el anticuario y restaurador David Maturén (hace especial hincapié en que vayamos a conocer su galería para descubrir todas las joyas que guarda en ese espacio del Casco Histórico de Zaragoza).
Como buena ‘cosista’ a Yolanda también le gusta customizar y dar nueva vida a muebles y complementos. Por ejemplo, hay una preciosa lámpara que la pintó en dorado. Es en este momento cuando esta experta en comunicación, eventos y relaciones públicas hace una afirmación que comparto 100%:
“Yo creo que en una casa pueden ser compatibles muebles muy normales, que pueden combinarse con piezas de decoración muy especiales que se pueden encontrar en las tiendas de decoración pequeñitas en los barrios para crear rincones diferentes. Y esos detalles, los encuentras en las tiendas donde menos te lo esperas”.
En tiendas, o también pueden ser provenientes de viajes. Yolanda destaca que ‘una casa tiene que ser también el viaje de una vida. A mí me gusta viajar, y la casa es un reflejo de esa pasión, con objetos que me he traído de Venecia, de Praga, ahí ves una matrioska original… Es decir, que al final una casa tiene que ser un viaje continuo y resumirlo en una casa mochila”
Además de las piezas especiales que pueden provenir de un viaje, ser heredados, o adquiridos en anticuarios, mercadillos, o en cualquier pequeño comercio de nuestra ciudad, Yolanda destaca dos elementos que todos deberíamos cuidar en nuestras casas: las plantas, y la iluminación.
LA IMPORTANCIA DE LA ILUMINACIÓN Y DE LAS PLANTAS
Precisamente, cuando habla de dar luz en casa, se le ilumina la cara. Yolanda es la enciendelámparas de su casa, ya que es una defensora a ultranza de que cada espacio, cada rincón, debe tener su iluminación. Una iluminación que se complemente con velas. ‘Al final, creo, y pienso que es algo muy zaragozano, que vivimos para las citas importantes, y para mí, la cita más importante es la que estoy teniendo ahora contigo, y eso se merece una buena iluminación para crear un ambiente adecuado. La pandemia nos ha demostrado la necesidad de crear ambientes confortables, y de hacer que cualquier momento sea especial. El crear un ambiente adecuado, porque yo me merezco ponerme el negroni en el mejor vaso que tenga, el mejor vino que tenga, el mejor plato que tenga… creo que vivimos en una sociedad que siempre es para una ocasión especial, y más especial que el aquí, y ahora, no hay nada. Yo incluso para trabajar, me pongo incienso por la mañana, una vela, me pongo música relajante, jazz, eso me da una energía y un equilibrio que necesito en mi día a día”.
Junto a la iluminación, para Yolanda también tienen mucha importancia las plantas. Y esa necesidad por estar rodeada de naturaleza se percibe en su casa. “A veces me siento por las mañanas, cuando entra la luz, rodeada de plantas, y me siento en casa. Las plantas tienen que tener su espacio, respiro mejor, me hacen sentirme en casa”.
En cambio, lo que apenas tiene cabida en casa de Yolanda es la televisión. De hecho, ocupa un lugar muy secundario. Para Yolanda ‘la tele es pequeña porque ocupa un lugar muy pequeño en nuestras vidas. Cada uno tiene su dispositivo, y cuando estamos juntos, sacamos un cine grande para ver películas.
LOS BARES, MUY PRESENTES EN SU VIDA
Si alguien sabe de comunicación gastronómica en nuestra ciudad, esa es Yolanda. Los bares forman parte de su vida. Y ese espíritu, queda plasmado en uno de los elementos más llamativos de su casa: un cartel luminoso de Schweppes que le regalaron en un evento en León. El cartel ocupa un lugar destacado junto a unas letras plateadas que conforman la palabra BAR, enmarcadas en una preciosa librería de obra llena de libros.
Bajo los carteles, hay una cómoda, regalo de unos amigos, pintada por Yolanda en amarillo para romper y dar el toque eléctrico a este rincón tan auténtico, y a la vez, instagrameable. Para Yolanda, ‘El bar, entre libros, es algo factible, de hecho ahí está la música, hay un sifón debajo… realmente lo que quería era encontrar con este rincón que fue más casual de lo que parece, ese momento fiesta, ese momento de ocio…
SU RINCÓN FAVORITO
Precisamente, el rincón de favorito de esta mujer todoterreno está al lado de esta librería: un sillón con vistas, situado junto a la ventana y cerca de los libros. ‘Es mi rincón para leer, y es mío porque nadie más lo utiliza’.
LAS PIEZAS MÁS ESPECIALES
Ante la pregunta sobre cual es la pieza más especial de su casa, Yolanda se lo piensa. Y no es para menos, viendo la cantidad de piezas y de objetos especiales que tiene repartidos por todo su hogar. Realmente, tiene muchas piezas especiales. Entre ellas, un precioso baúl que es herencia familiar, la obra que le regaló David Maturén de la que ya hemos hablado unos párrafos más arriba, o el cartel del Bar.
También destaca destalles provenientes de restaurantes como Marengo, cajas de bombones y Cola Cao de metal que también tienen un origen familiar, o unas botellas de alcohol de diferentes formas y marcas pintadas de blanco, provenientes de un evento, y que decoran la chimenea. Tampoco se olvida de una pieza a la que le tiene mucho cariño: un mueble regalado por Gloria, de El Jardín del Temple.