No hay nada como salir de la ducha y sentir las toallas suaves y con buen olor. Pero, si no las cuidamos, conforme se acumulan los lavados las fibras que forman las toallas se vuelven ásperas, desapareciendo esa sensación tan maravillosa de suavidad.
El problema es que entre los dos lavados semanales que hay que hacer para mantener nuestras toallas limpias de forma correcta y que, después de verano, con la arena y el cloro y el uso extra que le damos, nuestras toallas acaban duras y ásperas y la sensación al secarse con ellas es de estar lijándonos la piel.
Si ha llegado el momento de renovar la ropa de tu baño, debes tener en cuenta una serie de recomendaciones para acertar con los complementos adecuados. El primer requisito que debe tener una toalla es el siguiente: debe estar confeccionada en algodón 100%. Mira bien la etiqueta y rechaza las mezclas de tejidos. En lo que respecta al tejido y el tipo de rizo, es mejor si es de hilo doble. Las que mejor se secan son las de microfibra, que además no generan pelusas. Y según los expertos en ropa del hogar, el algodón egipcio es el de mayor calidad del mundo y tiene una capacidad de absorción única. Aunque otra buena opción es decantarse por las toallas de algodón turco.
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