Si algo estamos descubriendo en ‘Hasta la cocina’, es que las casas tienen alma. Un alma que te abraza, y que se construye en torno a las vivencias y a los objetos que atesoran sus habitantes, reflejando su personalidad, y su forma de vida. Hoy, nos adentramos en la casa de Víctor Martín-Cancela, propietario y alma mater de Bahnhof, uno de los espacios más interesantes de la ciudad.
Bahnhof (José María Lacarra de Miguel, 46), es un espacio algo espectacularmente inclasificable. Un espacio plural, y muy personal que abrió hace 17 años en el que vende todo lo que a Víctor le gusta. Y su casa, es un claro reflejo de Bahnhof.
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Una casa diáfana y sin puertas
En la casa, amplia y luminosa, Víctor lleva casi tres años. Al llegar, hizo una profunda reforma integral para adaptarla a sus gustos. A nivel decoración, es una casa muy personal, muy ecléctica. “Como ves, es una casa sin puertas. Lo hice fundamentalmente para poder disfrutar de todo el espacio, y no tener habitaciones o puertas cerradas. Yo venía de una casa mucho más grande, compartimentada, y no quería eso”, explica Víctor.
Nada más entrar, junto al recibidor, nos encontramos con el dormitorio. Un dormitorio muy especial, porque es abierto, y está en altura al estar situado sobre una plataforma “Mi cuarto está integrado en la casa. Me apetecía este concepto, con un punto muy del norte de Europa, quizás un poco japonés por la cama… Me gustan mucho las alturas, y por eso construí mi propio nido, con una plataforma para levantar la cama. Esta plataforma sirve en su parte inferior de almacenaje, ya que cuenta con dos grandes cajones para meter cosas como las maletas, y ahí también tengo un espacio para los gatos. En mi vida son muy importante los felinos, y las plantas, hay plantas por toda la casa”.
Si por algo destaca esta vivienda, además de por su eclecticismo, es por ser súper luminosa. Tras un corto pasillo lleno de arte (la madre de Víctor fue directora del Museo Pablo Serrano), llegamos al núcleo central de la casa, un espacio único que engloba la zona de estar y la cocina: “El concepto de esta zona es disfrutar a la vez de todo el espacio, aquí quería algo diáfano. Hay mucha similitud con Bahnhof. A fin de cuentas, es un proyecto personal. Incluso en la parte arquitectónica y de decoración, hay guiños como las vigas de hormigón visto, que también está en Bahnhof, la cortina de terciopelo que cierra ese espacio es un elemento que también podemos ver en Bahnhof… O con los conductos vistos de aire acondicionado, vuelve a suceder en Bahnhof, con ese punto más industrial, más galerístico”.
La zona central: la librería
En la zona de estar destaca especialmente la librería “Yo necesito que en mi casa haya siempre muchos libros, porque el libro, de entrada, me parece algo bello. Y por eso, el corazón de mi casa es esta pared, esa librería con mis libros, mis películas… De hecho, yo no tengo televisión, tengo un proyector para ver películas, porque me encanta el cine”.
En la decoración de la casa hay de todo. “Todo son piezas singulares, porque soy un poco esteta, y me encanta rodearme de mis elementos, de mis cosas, y cada elemento tiene su historia. Hay piezas singulares, piezas vintage, de viajes, piezas más contemporáneas. Es todo muy ecléctico, porque me gusta mezclar. Hay desde un mueble escandinavo original, a láminas y litografías originales, ya que me apasiona el arte”.
Aunque colecciona objetos y muebles variados (entre otras muchas piezas, tiene una escalera de biblioteca increíble), Víctor lo tiene claro: “Me gusta custodiar cosas y objetos, y eso no debe estar reñido con el desapego. Hay que tener muy claro lo que es importante, nos encanta ser custodios, pero lo importante está dentro de nosotros”.
Bahnhof, un espacio multidisciplinar en constante evolución
Durante la conversación con Víctor mientras recorremos su casa, Bahnhof surge varias veces. Bahnhof significa en alemán estación de tren. Y realmente, ese es el espíritu de este espacio dinámico y cambiante por el que pasa mucha gente, pero nadie se queda.
“Bahnhof tiene ya 17 años. Nació como un espacio multidisciplinar, un espacio donde albergar muchas cosas, ya no solo moda, porque Bahnhof nació siendo un proyecto eminentemente textil, vinculado con el arte. Siempre pensé en un espacio con una estética industrial, muy galerística, muy neoyorkina, porque viví en Estados Unidos varios años. Tenía muy clara la estética, y el concepto de negocio: yo quería un espacio muy plural, un espacio de moda que fuera tienda, un espacio de talleres creativos. Empecé teniendo una programación con exposiciones tanto de obra gráfica, cuadros, como videoarte”.
“Lo curioso es que hoy, 17 años después, tengo el espacio Bahnhof que yo tenía en mente cuando abrí entonces. 17 años después, tengo el espacio que yo imaginaba”, explica Víctor.
Si sois habituales de este multiespacio, habréis podido comprar que Bahnhof ha evolucionado mucho desde que se abrió. Por allí han pasado prendas vintage, un corner para niños, ha sido café… “La parte textil con la que nació Bahnhof nunca se ha perdido, pero ahora, hay un Bahnhof gourmet espectacular, tengo más de 50 referencias de vinos en la bodega, está el espacio Bahnhof Cinema, el espacio Bahnhof Books, con una amplia referencia de libros. Y todo, productos seleccionados muy especiales, de productores pequeñitos… A mí me gusta tratar con las personas, me gusta hablar directamente con el productor, dentro de un concepto nada industrializado, nada masivo ”, explica Víctor.
En este sentido, Bahnhof ha evolucionado en una dirección más responsable y sostenible, buscando marcas y productos conscientes: “No solo en el tema de los productos ecológicos, sino incluso en la ropa, con algodones ecológicos”.
Esta evolución forma parte del momento de cambio que está viviendo no solo el pequeño comercio, sino también la sociedad. Para Víctor, “Estamos en un momento durísimo, un momento muy complicado para el pequeño comercio, que está en auténtico peligro de extinción. Es un momento de cambio, en el que tienen que convivir los espacios físicos con la venta online, a la par que debemos adaptarnos a los nuevos hábitos de consumo, que se han acelerado en los últimos meses. Realmente, es un cambio de paradigma, y tenemos que adaptarnos. Bahnhof nunca morirá, puede cambiar, puede trasladarse hasta otro emplazamiento, pero es un proyecto personal. Bahnhof soy yo, es un proyecto con alma en constante evolución para adaptarse a los cambios. Quien sabe cómo acabaré, porque el futuro es impredecible. Quizás acabe en el campo, porque estoy desarrollando desde Bahnhof un proyecto de colectividad muy interesante en el medio rural del que pronto podré contar más. De lo que sí que estoy convencido es de que Bahnhof será un espacio, de aquí a no mucho tiempo, que abrirá cuatro días a la semana, acostumbrando a la clientela a que venga 4 días a la semana, y el resto del tiempo lo dedicaré a gestionar el otro proyecto”.
Víctor, muchísimas gracias por recibirnos en tu casa Bahnhof. ¡Ha sido un placer charlar contigo!