Rosa Balaguer es periodista, artista y corredora empedernida, y vive junto a su pareja Iñaki, sus dos hijos adolescentes y su perra Paquita en una preciosa casa muy cerca del Parque Grande.
> Síguela en Instagram en @rosabalaguer_art <
De entrada: cuatro claves deco
- Define el estilo de tu casa: Cómoda, funcional y vivida.
- ¿Lo mejor de tu casa? La luz, la amplitud y la situación cerca del Parque Grande.
- ¿Tu color favorito en decoración? Los ocres, porque dan un toque de calidez. Y el azul.
- ¿Qué piezas no entrarían nunca en vuestra casa? Aborrezco las láminas, y los típicos marcos de plata.
Cuando Rosa Balaguer prepara un maratón, intenta visualizar la meta y se imagina empoderada, vigorosa, cruzando la línea con los brazos en alto y los puños cerrados. Compone sus historias, y luego, intenta recordarlas el día de la carrera para que las imágenes tiren de su cabeza cuando las piernas no lo hagan del cuerpo. Así la imagino yo mientras deja volar su imaginación para pintar sus hipnóticos cuadros, empoderada y creativa, componiendo en su cabeza esas historias que luego plasma con sus pinceladas; cuadros llenos de fuerza con el azul y el mar como protagonistas.
Rosa es periodista, aunque ahora está metida de lleno en el mundo del arte. Y vive muy cerca del Parque Grande, algo muy importante para ella, junto a su familia y una encantadora perrita llamada Paquita que nos recibe con sus ladridos nerviosos antes incluso de llamar al timbre. La casa de
La casa de Rosa es luminosa y diáfana. Y tiene arte. Mucho arte. “Vivo aquí desde 2023, hace ya 20 años. Primero estuve viviendo en la calle San Miguel. Quería vivir en el centro, salir, ver vida. Era una casa preciosa, con techos altos, chimenea… Pero echaba de menos la cercanía al Parque Grande. Mis padres han vivido aquí siempre. Además, era un cuarto sin ascensor, así que en cuanto tuve ocasión, volví a esta zona y comencé a vivir en esta casa”, explica Rosa mientras estamos sentados en los sofás del salón.
Cuando entró a vivir, apenas reformó la casa. La última gran reforma la ha realizado ahora, después de la pandemia “He movido alguna pared y abrí la cocina al salón para hacerlo más amplio y diáfano, cambié suelos, instalamos una chimenea aprovechando el tiro de la que ya tenemos en la bodega… La instalación de la chimenea es de las mejores cosas que hemos hecho, este invierno la hemos encendido todos los días y apenas hemos puesto la calefacción. Me encanta sentarme a leer junto a ella”.
Un salón amplio y diáfano
Para que el salón fuera más amplio, la pintora tomó una decisión que cada vez se ve más en los hogares españoles: quitar la mesa de comedor. Desde la pandemia, muchas casas optimizan el espacio y apuestan por eliminar muebles que apenas se utilizan. En el caso de Rosa, valoró las veces que se utilizaba la mesa en casa: “Para qué quiero una mesa de comedor, que usamos tres veces al año. Y además, cuando la usamos a lo mejor hay 12 invitados, y en la mesa me caben solo 8. Así que decidimos poner una barra amplia para separar la cocina del salón, en la que poder comer o cenar. Si viene alguien, tenemos más taburetes y organizamos algo en plan pica pica. Y si vienen más invitados, ponemos unas mesas plegables con una mantelería bonita y nos caben hasta 16 invitados. Pongo sillas plegables de madera, y como me gusta decorar, corto hiedra y la ató en el respaldo con un lacito. Así tienes una mesa bonita y súper espaciosa, y luego al acabar, la recojo y no ocupa espacio. Y si tengo la comida ahora en verano, la organizó fuera, en la terraza. Con los toldos echados es muy agradable, es como una extensión del salón gracias a las grandes cristaleras”.
En la cocina también querían una distribución amplia. Por eso, ampliaron la encimera, y colocaron el fregadero bajo la ventana para tener más luz. En la cocina también destaca una estantería que les permite descongestionar la encimera, y que antes estaba en el salón. Esta estantería conecta a la pintora con su pasado en la empresa de mobiliario de su padre.
“Le tengo mucho cariño a este mueble, porque aunque soy periodista, hice un paréntesis de seis años en mi vida profesional dentro de la comunicación. Mi padre tenía una fábrica de muebles, y mientras trabajaba en la tele, también estaba haciendo un MBA, y pensé que podía poner en práctica todo lo que estaba aprendiendo en la etapa familiar. Así que me fui a trabajar una temporada con él en el departamento comercial de Muebles Grabal. Fabricábamos mueble juvenil modular, vendíamos a toda España, Portugal. En el departamento comercial iba mucho a ferias de muebles, a Milán, a Colonia… y mi pasión por la decoración, y por piezas como esta, me viene de esa época”.
Libros y arte, hasta en el baño
En la casa también hay mucho arte. Algo normal teniendo en cuenta la profesión de Rosa. Y libros, muchos libros. En la mesita que hay junto a la chimenea, podemos ver “El vals de la novia ausente”, la última novela del periodista y escritor zaragozano Javi Vázquez.
Allí cerca, sobre la chimenea, destaca un gran cuadro de José Moñú. La pintora y periodista explica que es una gran apasionada del arte, y que aún así, antes tenía muchos más cuadros por las paredes, ya que sufría de horror vacui. Ahora, ese síndrome de pánico a los espacios vacíos se ha ido moderando, retirando así muchos cuadros de pequeño formato para dar paso a obras de mayor tamaño, que destacan en solitario.
En el baño de la planta baja, otro detalle que hace ese guiño al mundo de la decoración, unas baldosas con las icónicas caras de Fornasetti, combinadas con unos sencillos azulejos blancos. “Estas baldosas llevan 20 años puestas, y siguen siendo tendencia, no te canses de verlas porque es un pequeño detalle”.
Tras subir las escaleras, llegamos a la primera planta. Allí se encuentran los dos dormitorios de los adolescentes, cada uno, en su estilo. Y también el dormitorio de Rosa e Iñaki. La habitación también sufrió una reforma para quitar un armario empotrado que había en medio, dejando así la estancia abierta. En las paredes, destaca un cuadro de la propia Rosa estando embarazada, pintado por Paco Lafarga. “Paco es la persona que me enseñó a pintar a mí hace muchos años, y ahora está súper cotizado en el mundo del arte. El año pasado fui a un curso, un workshop con Antonio López, y Lafarga estaba de profesor. Además de este, tengo otro cuadro de él arriba”.
En el dormitorio hay otro cuadro, en este caso, pintado por la propia Rosa, de uno de sus hijos. Pero sin duda, el protagonismo de la habitación recae en el cuadro que pintó la artista zaragozana para su propia boda, y que hace las veces de cabecero; un cuadro con el azul como protagonista que tiene un magnetismo especial y que te cuesta dejar de mirar: “El cuadro que hay sobre la cama es mío. Me apetecía decorar el restaurante donde se celebró la comida de nuestra boda con alguna obra mía, y pinté este cuadro para la ocasión, y para sorprender a Iñaki. Es un paisaje costero, hay un chico sentado leyendo, que es Iñaki, una chica nadando, que soy yo, a la que el mar le lleva. Es como simbolizar la serendipia, no buscar algo, y encontrarlo de repente”, explica Rosa.
El mar es algo recurrente en la pintura de Balaguer, tal y como puede comprobarse en sus exposiciones y en su cuenta de Instagram. “Me gusta mucho el mar, me encanta nadar… De hecho, en mis tiempos mozos estuve en un equipo de natación. Y aunque la verdad es que soy de secano, el tema del mar me resulta muy sugerente, porque me ayuda a expresar todo tipo de sentimientos, y porque creo que todo el mundo, de una forma o de otra, se identifica con el agua. A todos nos dice algo el agua, y a casi todo el mundo le habla de relajación, de introspección… Transmite deseos de descanso, de relax, de soledad”.
Tras visitar la primera planta, y acompañados en todo momento por Paquita, nos dirigimos escaleras arriba hacia el desván, una de las partes con más encanto de la casa. Allí, una gran estantería hasta el techo recubre una de las paredes, exponiendo cientos de libros, además de múltiples recuerdos de la familia. En el desván también hay una zona de trabajo, y una zona de juego con sofás y una pantalla para que los chicos puedan jugar. En ese rincón también están expuestas las medallas de maratón y de media maratón de la pareja. Las medallas de Rosa están enmarcadas poniendo de fondo el mapa de la ciudad donde ha obtenido esos trofeos.
“Hasta que hicimos la reforma de la planta baja, aquí hacíamos bastante vida. Me gusta trabajar aquí, es muy agradable cuando me abro todas las cortinas y entra toda la luz. Los chicos también lo usan mucho para jugar, y también lo tenemos como zona de gimnasio con el rodillo, la bici… Además, la terraza del desván es muy agradable para estar en primavera, o cuando hace mucho aire, ya que está muy recogida. Muchos domingos en inviernos subimos a tomar aquí el vermú: somos muy vermuteros”.
Aunque ahora se dedica plenamente a la pintura, Rosa Balaguer es periodista “Toda mi vida laboral la he dedicado a la comunicación, o en medios de comunicación, o desde 2007 con mi propia empresa de comunicación, Brizna comunicación. Ahora tengo la empresa a bajo pulso, porque me dedico a la pintura”. Y es que aunque lleva más de 20 años pintando, hace un par de años Rosa decidió dar un vuelco a su vida.
“Llevo muchos años pintando como un hobby, como una cosa muy personal. Pero poco a poco, el tema de la pintura fue aumentando. Ahí, las redes sociales me ayudaron a darme a conocer fuera de mi entorno… Yo sí que veía que siempre que agitaba el tema de la pintura, me salía algún encargo, alguna exposición… tenía el deseo oculto de dedicarme a la pintura. Y finalmente, he encontrado mi identidad en el mundo del arte. Era un runrún que llevaba en la cabeza, pero nunca daba el paso. Hasta que llegó la pandemia. En ese momento, volví a pintar en casa, y ahí fue cuando me pregunté que si con una pandemia mundial no me lanzaba, no lo haría nunca. Replegué el tema de la comunicación, y me lancé al mundo del arte. Ahora tengo mi propio estudio, y muchos proyectos en marcha. Entre ellos, una gran exposición que se celebrará en septiembre de 2024 en el edificio central de la Uned, en Calatayud. Es el antiguo colegio de los Jesuitas, donde estudió Baltasar Gracián, y la verdad es que me hace mucha ilusión”.
La zona de la casa y las piezas favoritas de rosa
¿Cuál es la zona favorita de nuestra protagonista de hoy? Cualquiera en la que la familia pueda estar reunida. “Me gustan las zonas, como el desván, donde podemos estar todos juntos a la vez, y cada uno a lo suyo, uno jugando, otro haciendo deporte, otro leyendo, otro trabajando… Desde que hemos hecho la reforma subimos bastante menos porque estamos más abajo. Pero los viernes, antes aquí, y ahora en salón, es sagrado lo de pizza y peli los viernes. Me gustan esos ratos de vida familiar”.
Si Rosa tuviera que elegir sus piezas favoritas, esas que siempre la acompañarán, la artista tiene cuadro: El cuadro de Paco Lafarga que tienen en el desván. A la artista también le gustan las cositas pequeñas, pero llenas de guiños y de recuerdos. Como una obra del ilustrador David Vela, que le recuerda a su abuelo. También le gusta mucho el cuadro de su dormitorio en el que aparece uno de sus hijos cuando era pequeñito, “Me gustan mucho los cuadros que reflejan momentos de intimidad”, o el cuadro de Eduardo Lozano que Iñaki le regaló por su cumpleaños.
Rosa, muchísimas gracias por abrirnos las puertas de tu casa, y por ese ratito de conversación sobre arte, decoración y tantas cosas más.