Pepe del Real es periodista, lo vemos todas las mañanas en el programa de Ana Rosa, y vive junto a su pareja, el exbailarín Paco Guerreros, en uno de los edificios más icónicos de Madrid. Encuéntralos en Instagram @pepe_delreal y @pacoguerreros
De entrada: cuatro claves deco
- Definid el estilo de vuestra casa: Es una casa acogedora y funcional, minimalista, y poco recargada.
- ¿Lo mejor de tu casa? Sin duda, las vistas y las puestas de sol. De día, las vistas a la Casa de Campo, y de noche, las vistas a la zona financiera con los edificios iluminados.
- ¿El color favorito en decoración? El azul, tirando a gris. No me gustan los colores demasiado fuertes, me gustan más los pasteles.
- ¿Qué piezas no entrarían nunca en vuestra casa? Las lámparas de techo, y las cabezas disecadas de animales.
Pepe del Real es periodista, uno de los colaboradores más antiguos del Programa de Ana Rosa, el programa matinal de Telecinco. Y desde 2011, vive junto a su pareja, Paco Guerreros, en la Torre de Madrid, uno de los edificios más representativos de la capital española. Este edificio, situado en la céntrica plaza de España, fue construido entre los años 1954 y 1960, Y durante años, fue el edificio de hormigón más alto del mundo, y también el edificio más alto de Madrid, hasta que se inauguró Torresespaña en 1982.
Tras subir en unos segundos las casi 30 plantas de diferencia entre la plaza y su casa, nos reciben Pepe y Paco en una vivienda súper luminosa y diáfana, en la que las vistas de Madrid son las auténticas protagonistas. Y no es para menos, esta casa, que hace chaflán, disfruta de unas increíbles vistas sobre lugares paradigmáticos de la capital española, como la casa de Campo, el Templo de Debod, la sierra de Madrid, o los rascacielos de las zonas financieras del norte de la ciudad.
“Llegamos a esta casa en 2011, cuando la Torre de Madrid era propiedad de Metrovacesa. Entonces, eran pisos de alquiler, en los que había vivido gente muy conocida, desde el Dúo Dinámico a Boris Izaguirre cuando llegó a España. En aquel momento, Metrovacesa decidió venderlos para convertirlos en viviendas particulares”, explica Pepe en la luminosa zona multifuncional que articula la vida en la casa.
Esta zona es el resultado de una reforma realizada hace un par de años, y está enmarcada por los amplios ventanales que integran las vistas de la capital española en el interior de la vivienda. El flechazo de Pepe del Real por este edificio viene de largo: “Yo me enamoré del edificio desde que llegué a Madrid. De hecho, antes vivía en la Cuesta de San Vicente, y me despertaba todas las mañanas viendo la Torre de Madrid. Y siempre que la veía, pensaba que molaría mucho vivir ahí. Y de repente, y por un cúmulo de circunstancias, el sueño se hizo realidad, y pudimos comprar esta casa”.
Paco Guerreros, exbailarín del Ballet Nacional de España, apostilla esa pasión por el edificio, “estamos muy cómodos aquí, estamos en el centro, tenemos vistas… Las vistas son el mejor regalo de esta casa. Tener perspectiva por la altura, y ver verde, te hace sentir que estás fuera de la ciudad. De hecho, quisimos tener una casa minimalista y sin apenas cuadros para potenciar las vistas y darles protagonismo”.
Una casa resultado de una reforma integral
Cuando compraron la vivienda tenía otra distribución muy diferente a la actual. Contaba con tres habitaciones, un gran pasillo, un vestidor pequeño, y no estaba lo suficientemente aislada, por lo que los inviernos eran bastante más fríos que ahora.
“Originalmente la casa era mucho más hotel, era una casa muy funcional, con colores wengué… Durante el confinamiento, decidimos tirar todo abajo. Pasamos mucho tiempo en casa, y nos dimos cuenta que era el momento de darle una vuelta a todo. Así, redistribuimos la casa, hicimos una gran zona de día que incluye la zona de estar y la de comedor, decidimos no poner cortinas para disfrutar de las vistas. En definitiva, apostamos por no recargar la casa. También decidimos cambiar las ventanas, y meter aislamiento en las paredes. Antes el invierno aquí era duro, y ahora esto ha cambiado totalmente. Hemos ganado en comodidad y calidez, y de hecho, estamos disfrutando mucho más de la casa desde que hicimos la reforma”, prosigue Pepe.
Las obras de la casa se hicieron justo después del confinamiento, y en un tiempo récord, pese a ser verano, y con escasez de materiales. “Comenzamos las obras el 2 de agosto, y el 8 de septiembre no las entregaron terminada. Teníamos las ideas muy claras sobre cómo queríamos la casa tras la reforma, incluso le dimos los planos de lo que queríamos a la arquitecta que ejecutó la obra. Queríamos la casa con una decoración y un estilo que perdurara en el tiempo, que nos hiciera sentir cómodos, y que no se pasara de moda en unos años”, señala Paco.
En este sentido, Pepe añade que “los dos sabíamos cómo queríamos la casa tras la reforma. Estábamos ya viviendo aquí, sabíamos cómo era el invierno, el verano, la luz que entra en cada momento del día, la temperatura que hace…Esta orientación es complicada porque pega bastante el sol, es fría en invierno y calurosa en verano. Pero por suerte, en cuanto se va el sol, abres las ventanas, y como la casa está en semicírculo, entra una brisa, y puedes dormir con las ventanas abiertas y ventilación natural”.
El salón, luminoso y con vistas
El salón resultante de las obras es grande y luminoso, gracias a los tres ventanales que recorren sus paredes. En un extremo, situado junto a la puerta, hay un mueble de madera de palillería que da un toque de calidez al espacio; hace las veces de ropero, y sirve también para que Pepe y Paco guarden la vajilla y el menaje. En esa zona, un par de sofás en rosa y un par de pufs en un potente azul dan color al espacio.
En la zona de comedor, una moderna mesa de cristal y seis sillas en color blanco, junto a un par de cómodas y una lámpara mono de Seletti completan la estancia. En esta zona, además de un par de cuadros, se encuentran dos de las piezas más valiosas de la casa. Valiosas al menos a nivel personal y por los recuerdos: un colorido jarrón que Paco se trajo de Taiwán, y un precioso y delicado icono procedente de Rusia.
Paco, granadino de nacimiento, fue solista del Ballet Nacional de España, y eso le ha llevado a recorrer multitud de países del mundo gracias a las giras de la compañía. De esos viajes, Paco se ha traído piezas como este jarrón, o el icono ruso. “El nivel de detalle de este icono es una maravilla, observa la perfección de las caras de la virgen, los tejidos…” explica Paco mientras nos muestra el icono.
Desde la zona de día, un pequeño pasillo comunica con la cocina, con el cuarto de invitados, con un cuarto de baño, y con el dormitorio en suite de la pareja. Todo sigue el mismo estilo que hemos visto en el salón: minimalista y con una decoración poco recargada. Tanto en el dormitorio principal como en el de invitados, el protagonismo se lo llevan de nuevo los tejados y las zonas verdes que se ven en el exterior. De hecho, “hay cuadros que no hemos colgado, porque al final queremos potenciar las vistas”.
En la casa llama la atención el elegante suelo de espiga. Un suelo que Pepe y Paco se encontraron durante el proceso de reforma. “Cuando compramos la casa, esta tenía un parque en color wengué que queríamos sustituir, y durante las obras, lo levantamos para poner un parqué en espiga. Al levantarlo, nos llevamos la gran sorpresa de que salió el parqué original, en espiga precisamente. Así que donde pudimos, lo restauramos y conservamos”.
Sus zonas y sus piezas favoritas
Mientras estamos sentados charlando en la mesa del salón, surge la pregunta ¿cuál es vuestra zona favorita, esa estancia o rincón en la que más tiempo pasáis, o en la que estáis más a gusto? Y ambos lo tienen claro, la zona de los sofás. Paco, añade otro rincón: la mesa de comedor en la que estamos sentados. “Esta mesa, para trabajar, es muy cómoda. Y trabajar aquí con las vistas, te da la vida”, asegura.
Pepe trabaja en algo que le ilusiona y le gusta, el periodismo de crónica social. Y se nota que le gusta porque cuando habla se le nota esa pasión que uno desprende cuando trabaja en lo que le gusta.
“Estoy trabajando en el Programa de Ana Rosa, como colaborador, y también hago labores de redacción. Y tengo que reconocer que me flipa mi trabajo, me encanta, estoy muy contento de pertenecer a este equipo en el que llevo ya 12 años, aunque yo he trabajado siempre en las productoras de Ana Rosa Quintana. Desde el año 2003, hace ya 20 años que empecé en la última etapa de Sabor a ti; y desde entonces he seguido trabajando con ella hasta ahora” explica.
“Ella se va se a las tardes, yo no sé cuál va a ser mi futuro, aunque entiendo que alguien deberá quedarse en las mañanas, porque no vamos a desvestir un santo para vestir a otro. El futuro espero que sea a su lado, porque admiro a Ana Rosa, creo que es muy buena persona, es una más que se preocupa de la gente que trabaja a su lado, y me gustaría seguir trabajando con ella, aunque no sea en el día a día. Pero sí que me gustaría colaborar en el nuevo proyecto que empieza”, prosigue este periodista de vocación.
Respecto a las piezas favoritas, ninguno de los dos se siente aferrado a muebles y objetos personales. Paco explica que para él, las casas tienen que ser prácticas, diáfanas. “Y no tener nada que no uses de forma habitual”. Por su parte, Pepe se expresa en la misma línea: “No somos nada apegados. Nuestras casas anteriores estaban llenas de cosas que traíamos de los viajes que hacíamos, de recuerdos que Paco se había traído de las giras por todo el mundo. Y cada vez que hacíamos una mudanza era terrible. Cuando llegamos aquí, y como la casa era muy funcional, yo le dije, mira, es que no pega que tengamos tantos libros, tantos cd’s, tantas cosas que no utilizamos… así que nos deshicimos de muchísimas cosas, y nos quedamos solo con tres o cuatro cosas que tenían mucho valor sentimental. Y el resto, lo donamos, lo regalamos a la familia, o lo llevamos a la casa de Galicia, a la de Granada…”
Precisamente, dos las cosas que están entre sus piezas favoritas son esas piezas que conservaron, y de las que ya hemos hablado: el icono ruso, y el jarrón de Taiwán. No por su valor económico, sino por las vivencias que representan. “El valor de las cosas es lo que tú quieras darle. En este caso, son mis recuerdos, que son bonitos hacia este jarrón, hacia el icono, son parte de mi vida”, apostilla Paco.
Junto a estas dos piezas, la pareja también señala un cuadro del salón que pintó Nieves Roche, una excompañera del Ballet Nacional, y que Paco le regaló a Pepe. “Carmen Thyssen tiene un par de cuadros de esta artista. Nieves hizo una exposición que se llamaba Flamencas Enamoradas, en el teatro Madrid La Vaguada. Y entonces le llegó a oídos de la baronesa Thyssen, un día la llamó por teléfono, y bueno, tiene un par de cuadros de ella”.
Pepe, Paco, muchísimas gracias por abrirnos las puertas de vuestra casa y por dejarnos disfrutar de esas espectaculares vistas de Madrid.