Guille García-Hoz es uno de los interioristas de moda de nuestro país. Pero más allá de etiquetas y de modas, Guille es una de esas personas que trasmite buen rollo al hablar. Una impresión que no me ha cambiado desde que lo conocí hace muchos años en Casa Decor. Sus diseños no responden a estereotipos ni a tendencias; son diseños divertidos, experimentales… siempre en la búsqueda de lo nuevo y de lo auténtico. Hoy, nos metemos en su casa, para conocer dónde vive este interiorista junto a su pareja, el arquitecto Sergio Martínez Pérez, y sus encantadoras mascotas.
Nada más llamar al timbre, Lisa y Nala, las dos perritas de Guille, saludan alegres mientras mis ojos comienzan a dispararse ante lo que ven. Guille, amable y cariñoso como siempre, nos invita a pasar. La casa es lo que esperaba. Una casa diferente repleta de joyas y de piezas especiales.
La casa en el barrio de Argüelles, está llena de texturas y acabados diferentes, muebles de aquí y de allá, mucha cerámica, recuerdos familiares… Una casa ecléctica que es muy él, y que resume a la perfección su filosofía y su forma de ver la vida, y por extensión, el mundo de la decoración.
Guille y Sergio están viviendo en esta vivienda desde 2105. “La reformamos entera, antes era siniestra, oscura, con muchos falsos tabiques, y la transformamos dejando muchos elementos originales. Mantuvimos el suelo, las puertas, algunos radiadores… queríamos conservar el espíritu de la casa. Una casa debe contar la historia del lugar donde se encuentra, de lo que fue”, explica Guille mientras sirve un café.
EL CORAZÓN DE LA CASA: UN GRAN ESPACIO ABIERTO
El corazón de la casa es un gran espacio abierto con forma de L que integra la cocina, el comedor y la zona de estar. Mezclar y combinar tantas y tan variadas cosas es arriesgado. Pero Guille lo hace con estilo, y eso se traduce en el resultado, combinando piezas de muy distintos orígenes y estilos. Por ejemplo, en la zona de comedor destaca una gran vitrina que ya estaba en la casa, y a la que Guille le quitó las puertas y la lleno de piezas de cerámica y de objetos deco. También llama la atención la lámpara que hay sobre la mesa. “Esta lámpara la encontramos en un trastero, y resultó que era de Louis Pulsen. Es un lamparón bastante guay, no tiene juntas, y es muy complicado fabricar algo así. La lámpara tiene la gracia de que nunca se ve la fuente de luz, pero ilumina bien con una agradable iluminación indirecta”.
“La mesa la hicimos a medida, y las sillas son de oficina. La verdad es que a mucha gente le extraña, pero a nosotros nos encanta, son súper cómodas, y contra más moderno, más divertido” prosigue Guille.
En la zona de estar, y frente a una estructura dorada que integra (y disimula) la televisión, destacan dos espectaculares sofás. Uno, azul, es el sofá Folk de Sancal, el otro, es una pieza de Gervasoni. Y entre los sofás, nada de mesa de centro al uso; en su lugar, hay varias mesitas que conforman un conjunto totalmente alternativo: “Nos gusta tener diferentes mesitas, porque así, cuando te hace falta para tomar una copa, o para cocinar, te acercas directamente una. Y así evitamos tener las típicas mesas que hay en todas las casas”.
LA CERÁMICA, PROTAGONISTA
En la estancia hay mucha cerámica ¿A alguien le extraña, siendo la casa de Guille García-Hoz? Para empezar, la elefanta macetero Maribel en dorado ocupando un lugar predominante en la zona de estar. Presidiendo la zona, colgado de la pared, y sobre un escritorio que compraron en Francia, se encuentra el icónico Gerardo, la cabeza de ciervo que se ha convertido en una de las creaciones de cerámica diseñadas por Guille que más fama ha alcanzado.
En otra esquina, nos encontramos sobre una caja fuerte de un barco inglés un trigerardo que Guille creó para Bombay Sapphire, para el Madrid Design Festival. También podemos ver tres cabezas que compraron en el mercado de la Lagunilla de México, y una llamativa colección de platos de distintas procedencias. Desde platos de Anthropology a platos de Seletti, o algún plato que era de la abuela de Guille.
La cocina, integrada dentro de la zona central de la vivienda, es la zona de la casa donde “hacemos más vida con diferencia”. Los muebles del fondo de la cocina son la farmacia de la tía de una amiga nuestra. Justo cuando hicimos la obra, la estaban desmontando, y entonces nos trajimos el armario. A la parte de arriba no hubo que hacerle nada, mientras que la parte inferior, hubo que acoplarlo, ponerle la pila, hacer un hueco para el lavavajillas…”.
En la cocina también está otra de las joyas de la casa. La mesa era de la abuela de Guille. “Aquí es donde comían mis tíos, era la mesa del office de la cocina de la casa de mi abuela, y me hace muchísima ilusión tenerla”, sonríe mientras nos cuenta la historia. Los cuadritos son de Jonh Derian. En la cocina, sobre el mueble que alberga la vitrocerámica, hay una vieja alacena francesa que permite integrar tecnología y tradición.
LA TERRAZA
Dando luminosidad a la gran zona común, se abre una encantadora terraza que permite tener la sensación de estar en una casa patio. La terraza está llena de plantas, tiene una mesa de madera y elementos decorativos como la cabeza de un león, de Objetos Indultados, y un ratón o una lámpara del Centro Cerámico de Talavera. “Lo mejor de la terraza es que puedes disfrutar visualmente desde el salón, y a todos nos da mucho juego”.
Justo al lado del salón, con acceso tanto desde la zona común como desde el pasillo, hay un cuarto de invitados en el que destacan especialmente distintas ilustraciones colocadas haciendo las veces de cabecero (entre las que hay obras de Rubenimichi, o de Javier Cella), y un flexo Tolomeo de Artemide. Como tantas piezas de esta casa, su presencia tiene su razón de ser: “Mis padres nos regalaron una de estas lámparas a cada uno de los hermanos para nuestro cuarto, en la última casa en la que vivimos juntos. Y conforme nos íbamos yendo, nos la íbamos llevando. Y me hace mucha ilusión tenerla aquí, porque me trae recuerdos de aquella época”, explica Guille. La estantería de esta estancia también era de la casa de los abuelos de Guille, y la acoplaron como pudieron al espacio.
El pasillo muestra a la perfección los gustos del interiorista que Guille lleva dentro. Las paredes rugosas se convierten en las protagonistas de este espacio que para muchos, podría estar a medio acabar. “En una de las paredes quitamos el gotelé, y aparecieron esas texturas, y nos encantó, porque era el efecto que buscábamos. La otra sí que la revestimos, porque si deja las dos paredes despellejadas, no sabes si el pasillo está acabado o si no, así que decimos poner una despellejada, y otra con un acabado más normal para compensar, continua García Hoz.
A mitad de pasillo nos encontramos con un pequeño cuarto de baño, con mucha luz “algo que agradece. A continuación, nos encontramos con otro cuarto de invitados, con piezas como una lámpara de Naluz Iluminación, o el cabecero, hecho con ventanas decapadas recogidas de la calle y restauradas. Las puertas de los armarios también son recuperadas de una obra. Ahí sale otra de las ‘manías’ de Guille “Tengo fobia a las puertas y a los armarios nuevos, de hecho, mantuvimos todas las puertas de la casa”.
Su dormitorio en suite incluye vestidor, separado de la cama por un tabique con almacenaje diseñado por Sergio Martínez que hace las veces de cabecero en un lado, y de pared del vestidor por el otro. En la estancia, destacan piezas como una lámpara de Antoñito y Manolín, o unas golondrinas de Manises. Desde la zona del vestidor está el baño de la habitación. “El baño me gusta bastante porque es amplio, muy luminoso… Mezcla microcemento rústico con baldosas, los lavabos son de los años 30, y las puertas de altillo han sido recicladas como espejos. La mampara es de Mamparas Blau”.
EL RINCÓN Y LAS PIEZAS FAVORITAS
Ante la pregunta de su rincón favorito, Guille lo tiene claro: “La cocina con diferencia, me gusta estar en la cocina, que venga gente, tomar un vino, que se ponga a cocinar uno y los demás de tertulia, las perras mirando a ver si cae algo… Es una cocina que vives mucho, y la isla da mucho juego. De manera natural, pasamos mucho más tiempo en la isla que en cualquier otro sitio. La hemos utilizado hasta de despacho… Al final, con las circulaciones dentro de las casas, uno planea lo que planea, y luego las cosas funcionan de manera natural”, señala Guille.
Respecto a sus piezas favoritas, Guille también lo tiene bastante claro. “Si tuviera que elegir… la mesa de mi abuela, sin duda. Los dos sofás también están genial, pero el sofá de Sancal me encanta, porque ha aguantado carros y carretas, perros y perrerías… También me gusta la lámpara del comedor, la lámpara Tolomeo que me regalaron sus padres. Y la vitrina que ya estaba en la casa, quizás la desmontaría. Aun así, tampoco tengo tanto apego a las cosas. Para mí, lo importante son cosas como las perritas; a estas sí que me las llevaría a cualquier sitio. Pero el resto de las cosas, hay cosas que muy especiales, que me recuerdan a viajes, personas… pero no son tan importantes”, aclara el interiorista.
Precisamente, sus dos perras están la mar de felices en la casa que Guille y Sergio tienen en Villanueva de la Vera, en mitad del campo. La casa tiene paredes de piedra, y se llama Casa Fu. “Es muy divertido vivir allí, es una casita que hicimos durante el confinamiento. Tiene algo muy especial Cuando estás allí por la mañana recién levantados, leyendo, tomando el café, uno aún no sabe que hacer… es una sensación maravillosa, en plan, qué bien que hemos venido”:
Muy cerca de Casa Fu, Guille y Sergio también tienen The Mari Carmen House, una casa rural situada en Candeleda que alquilan a cuantos quieren conocer la zona. “Nos gusta mucho ese lugar, no teníamos pensado meternos en más líos, pero al final, nos metimos. Esta casa empezamos a hacerla más nuestra ahora, le vamos dando toques poco a poco. Y la verdad es que el tándem campo ciudad nos está saliendo muy bien, y las dos perras están encantadas”, concluye.
Guille, muchísimas gracias por abrirnos las puertas de vuestra casa, ¡Ha sido un auténtico placer!